La paz duerme en mi cuarto
La Paz duerme en mi cuarto
He dibujado mi cuarto con la paz dormida, con su rostro apacible asomando debajo las sábanas, tan tierna, dulce, mansa, pareciera que nunca va a despertar.
En la pared en frente a ella hay un pequeño óleo de un hombre, una mujer semi desnudos jugando a ser dioses contemplándose a los ojos.
El papel mural tiene flores antiguas, con manchas de varias guerras pasadas. El cuadro de mi cuarto posee varios ángulos, es un mapa universal de colores tierras dilucidando que punto de vista es el mejor para elegir. He dejado detalles por descubrir al espectador como por ejemplo, la delicadeza con que la paz duerme, la sombra que puede aparecer si la cortina se cierra. En la esquina izquierda una estatuilla del premio Nobel junto al reloj universal del tiempo esperando ser encontrados por el observador.
El marco de la puerta delineando fronteras tenues, frágiles de color verde esperanza; al fondo sobre la chimenea un espejo imágenes de muertes pasadas se hacen eco, en el cielo raso he pintado tonos beligerantes donde se supone debe aparecer la luz. Una lámpara de lágrimas cae, repitiéndose en el espejo infinitas veces.
La paz esta sentada a la orilla de mi cama, despierta ahora, esperando con la mirada ida, en su falda un pequeño perro blanco su mano delicada pareciera estar acariciando.
La armonía se puede sentir en esta pintura de mi cuarto; sin embargo es en el lado derecho de la pintura donde he dejado encapsulado en muchos rectángulos, como una cajonera de reliquias por descubrir. El rectángulo de suave madera del raciocinio, mas abajo en la misma línea el cajón de la tranquilidad, quietud, acuerdo, amistad, todos sobrepuestos unos sobre el otro.
El ojo humano contemplando hacia el pasado perdido la mirada en el espacio. El foco de la atención más allá de la reflexión, más allá del espejo, capturando la verdadera finalidad del cuadro.
Al fondo en el marco de la ventana la paz es un ave que vuela mas allá del verde prado; va vestida con los colores del amor.
El hombre, la mujer han dejado de jugar a endiosarse y han abierto sus corazones para que el alma vuele ave unidos con la paz.
PATRICIA ARAYA
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