Carta al Viento

Carta al viento:

Hace tiempo que no te escribo; debe ser porque tú tampoco has revoloteado frescamente por mi lar, pero hoy es el día, o mas bien la noche aquella en que el tren se deja oír desde mi casa de infancia. Ahora pasa lo mismo, el tren me hacia pensar en escribirte. Es la nostalgia no se. Es la necesidad de comunicarme, eso debe ser. No me entiendo siquiera yo misma. Creo que tú tampoco lo entenderás, pero igual te haré leer una vez más una carta mía. Creo que esta carta es diferente a todas las otras, esta hecha con palabras que van saliendo desde el mismo tintero azul aquel que usábamos cuando éramos niños. Los profesores de aquella época nos hacían escribir una, otra vez las hojas en limpio cada vez que una negra gota de tinta caía sin querer a la hoja perforada y limpia. La verdad es que se aprendía más de aquella manera, ya que repetías tantas veces lo mismo, que por repetición tenías que aprender la lección. Era sin querer queriendo el profesor nos enseñaba la lección por cansancio mas que por merito. ¿Cómo lo hacen ahora? Ya no existe la tinta china, Ya nadie se acuerda que existía esa pequeña botella con ese tinte azul. La botellita siempre acompañada con la pluma de escribir, con un pliego de papel secante. Hasta aquí no te hecho mención a nada significante. Quiero que sigas leyendo. La razón es que aun no he llegado hasta ese punto. Primero quería escribir lo que viniese a mi cabeza y hacer que tu venteada masa, piense el porque estoy escribiendo esto así de esta manera. Hoy fue un día frío, aunque aun no es invierno; me sentía un tanto "apanucada" como dice mi madre; ella siempre dice eso cuando está decaída y triste. No he dejado que la tarde gris ennegrezca más aun mi nostalgia. La palabra “apanucada” no esta en el diccionario, pero creo que significa mucho dolor de cabeza en la parte posterior. La tal llamada nuca. Lo importante que ella se hace su propio remedio. El remedio esta hecho de una forma natural y sencilla. Debería patentarlo; ni que yo sepa nadie más, en toda mi vida usa tal medicina para sacarse el "decaimiento". Quiero contarte que muchas veces he estado tentada de hacer ese remedio. Me gustaría que si hasta aquí no estas tan copadísimo con todas tus tareas por hacer, como corriendo raudo sobre el mar, visitando lugares lejanos y asustando a medio mundo, puedas leer esta receta. La próxima vez que haya pasado tanto tiempo que no te sienta venir hacia mi y me duela la parte donde esta el rombencefalo de tanto pensar, estresarme por ninguna razón aparente; iré a la cocina como tantas veces a lo largo de mi vida he visto a mi madre ir; sacaré del canasto de las papas, una, y eligiendo la mas pequeña de todas, tomaré el cuchillo cocinero y tranquilamente tomándome todo el tiempo del mundo la pelaré cuidadosamente, hasta la mitad sin sacarle demasiada cáscara. La otra mitad la guardaré en le refrigerador para futuros trastornos. Luego de la mitad ya pelada partiré dos rebanadas redondas y me las colocare a cada lado de la sien. Mi madre seguía haciendo sus labores cotidianas como si eso le sacara todo el calor acumulado dentro del hipotálamo. Todas sus conductas de ira, rabia, y estrés, mermaban por encanto. Muchas veces hasta la vi cantar después de aquella inusual terapia. Te contaré que yo haré lo mismo, si puedo cantare aunque nunca he cantado, quizás si tararee mas de alguna cancioncilla, no lo se aun, y es más creo que me iré a caminar a la playa, ya para entonces se habrán ido todas las malas vibras. Espero no encontrarme en el camino contigo y te lleves todo esto que desde hace mucho se han ido acumulando en mi cabeza; es algo Así como el calor que se encierra en la sala de maquinas de un tren. El mismo tren que pasa cada tarde como a las 6:30 p.m. Como lo hacia también aquel tren de antaño. El tren echando humito todas las tardes por la calle antes de llegar al cerro. ¿Te preguntaras cual cerro, verdad? Si en Chile hay tantos y de todos los portes y tamaños. Tú debes conocerlo bien ya que tienes la mala costumbre de meterte en todos lares, recónditos y lo haces muchas veces silbando, el descriteriado!!! Como te iba contando, el cerro aquel ha tomado una importancia insospechada a estas alturas del partido. Su nombre "Cerro Renca" Sí, él que ahora tiene una cruz en la punta y tu quizás debes saber, o haber visto a este sacerdote, plantando y haciendo un gran bosque de el. ¡Que genial idea! Con la contaminación en Santiago ese vendría a ser un pulmón caído del cielo. Si el mismo que recorriéramos con mis hermanos cuando niños, y tu siempre haciendo tus diabluras con remolinos de polvo. ¿No te acuerdas? Ahora si lo vieses no lo creerías la de carreteras que hay en Santiago yendo de Norte a Sur, Este, Oeste, es como de no creerlo. Estas en dos minutos desde aquella casa de infancia al Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, este lugar queda en la comuna Pudahuel. Aun no le han cambiado el nombre al aeropuerto por algún nombre más poético como alguien había sugerido alguna vez; llamarlo Pablo Neruda, ya que por su prestigio en el mundo entero, su nombre, sus poesías, es patrimonio del mundo entero. Hablando de poesías; ¿quizás en algún minuto te habré lanzado más de algunos de mis poemas u escritos varios, por ahí, por donde tu vives? Si te quería contar que yo también escribo, no como Neruda, pero estoy aprendiendo, poco a poco ¿Tú te preguntaras en quien me inspiró? mira se me acabó el tiempo; el tren está llegando al andén y debo irme ¿a donde? No lo sé…donde me lleven estas palabras que estoy escribiendo y en este momento hay mucho viento y se cuela, como intruseando en mis palabras y estas palabras se están yendo dentro de un vendaval, las dejo ir, espero no te aburran, intruso, colado, pati-perro.

Por Patricia M. Araya
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2007